Te doy la bienvenida a coaching para escritores, escritura creativa en Madrid
Si has llegado hasta aquí y has visto mi página, ya sabes que me encantan las historias, que te ayudo a escribir la tuya o a hacer que llegue a la excelencia… Pero quiero que te quede claro que escribir es divertido, leer es divertido, las palabras no dejan de darnos juego.
Y eso es lo que haremos en este blog: jugar.
La RAE (https://www.rae.es) elige cada día una palabra. Es la palabra del día.
Y a mí se me ha ocurrido un juego maravilloso: vamos a tomar esa palabra que nos sugiere la RAE y vamos a divertirnos con ella. Escribiremos algo, puede ser un relato, dos frases, un pensamiento… lo importante es no pensarlo demasiado, sino dejar que la creatividad automática simplemente rebose, a ver qué sale. Por supuesto empezaré yo, pero puedes dejarme en comentarios tu propuesta.
¿Qué te parece? ¿Jugamos?
Hoy es 3 de septiembre de 2022 y la palabra del día en la RAE es “papillote”. Ahí va lo mío:
Antonia llevaba todo el día con una lubina enrollada en el flequillo. Era muy incómodo, olía mal y le había costado muy caro. Las lubinas no las regalan…
Por la tarde llegó Paco, su marido, de trabajar como cada día y se llevó un susto de muerte al ver a su mujer de esa guisa.
– Pero ¿se puede saber qué estás haciendo? – le preguntó estupefacto.
– Ya sabes que el mes que viene se casa mi amiga Pili y nos ha dicho que quiere que vayamos de los cincuenta… – contestó Antonia.
Paco se quedó mirándola, pensando seriamente que su mujer se había vuelto loca.
– ¿Y? – le dijo.
– Pues eso – contestó ella con la frustración habitual de que su marido siempre necesitara muchas explicaciones – que estoy practicando para hacerme el rulo del flequillo.
– ¿Con una lubina en la cabeza? – preguntó él, cada vez más confundido.
– A ver -siguió ella con impaciencia ante la falta de inteligencia de su santo– he leído un tutorial en Internet y decía que había que enredarse el mechón en un papillote…
– Mira chica – la cortó él completamente desorientado – cuanto más me explicas, menos me entero.
– ¡Ay, Paco, por Dios! – estalló ella – Es que no te enteras, yo no sabía qué era eso del papillote. Pero luego me acordé de mi tía Antonia, ya sabes, por la que me pusieron el nombre, siempre hace lubina en papillote en Nochebuena…
Paco se quedó con los ojos fijos en su mujer, mudo, sin poder dar crédito… Ella lo miraba expectante, sonriendo, con su enorme lubina en la cabeza como si todo estuviera clarísimo y su marido, simplemente, fuera tonto.
– Cariño – dijo él con toda la calma que pudo reunir- La próxima vez, te aconsejo que consultes el diccionario…
